Este verano 2022 está siendo marcado, además del calor y fuegos, por la sombra de la preocupación en la economía y concretamente en el empleo y en los precios.

Estas preocupaciones pudieran reflejar un otoño complicado para varios millones de personas que o bien no se han ido de vacaciones o bien las han recortado.

Además de los datos de julio, están los que todos los días conocemos dado que la situación internacional es muy volátil tanto que, si bien han comenzado a bajar los precios de los cereales a nivel mundial y más pronto que tarde lo veremos reflejado en nuestra cesta de la compra, ¿también es una realidad que el conflicto continuo en los dos paises de más cultivo pero que pasará con la siguiente cosecha? ¿Acaso Ucrania podrá sembrar, de donde saldrán los cereales que se dejarán de recoger por no sembrar? A menos que pensemos que al margen de la guerra los cultivadores puedan desarrollar su labor.

Si esto ocurre, esto se llamará subida de precios y aumento del paro, lo que no sabemos son las consecuencias globales ni es fácil de cuantificar, pero en España, el mes de julio tradicionalmente generador de empleo ya se ha visto negativo y por los avances de agosto, el consumo está descendiendo.

En pleno mes de agosto, la demanda de crédito al consumo (créditos para hacer frente a pagos) se ha disparado lo que en muchas familias ya se están viendo las consecuencias de la situación actual y que se podría agravar si los el empleo en agosto sufrieran otro mal dato

Tampoco se puede perder de vista los combustibles que con las medidas que se están tomando en pleno verano, sería deseable no olvidar que la calefacción consume considerablemente más que el aire acondicionado y esto lo tenemos a dos tres meses vista.