Los Tejos
Se espera la destrucción de 187.000 puestos de trabajo en agosto

25/08/2022

El Gobierno ya se prepara para el anuncio del desplome del empleo en agosto y que el efecto “turismo” no ha podido capitalizar el empuje pospandemia.

El final de temporada veraniega y la inflación, le dan un duro golpe a la Seguridad Social, el mayor de los últimos años y se prevé que el paro se sitúe en los 2,92 millones a finales de agosto, aunque el dato de nuevos afiliados será del orden de los 65.000.

¿Un bache o un aviso de lo que se avecina?

Los meses de septiembre y octubre, que, aunque no son meses de creación de empleo, serán muy relevantes y de los datos que se obtengan en las cifras de paro, pueden marcar, no solo la campaña navideña sino el primer semestre de 2023, con una situación controlada o por el contrario, muy alarmante.

¿Un final de año “caliente”?

Lo podríamos tener y no gracias al precio del gas y electricidad, sino a los próximos acontecimientos y demandas como una subida del salario mínimo, necesario y prácticamente asumido por todos, a falta de saber si será lo suficientemente ambicioso como para compensar la perdida de poder adquisitivo con los precios desbocados.

¿El precio del gas ruso es la causa de todos nuestros males?

En gran medida, la disminución del gas ruso en los mercados, ha disparado su precio y subiendo, las empresas intentando capear el temporal y evitando cierres y los trabajadores pagando el precio de estas consecuencias con unas economías familiares cada día con más dificultades.

¿Y la solución?

Nos podemos centrar en el fin de la guerra de Rusia en Ucrania, pero no parece que esto vaya a ocurrir en los próximos seis meses. Lo que si podría acelerar una vuelta a una cierta normalidad, por lo menos y no es poco, en los precios del petróleo y gas que se podrían desacelerar considerablemente si el acuerdo que se está fraguando a varias bandas llega como parece a buen puerto, Irán, EEUU, Europa.
Con la firma de este acuerdo, el mercado se vería inundado de gas y petróleo con el derrumbe de sus precios y por lo tanto sería un primer alivio para las economías mundiales.

¿Si esto fuera así, se acabarían todos los males?

No, aun quedarían otros elementos por resolver como por ejemplo que China deje atrás la pandemia y sus fábricas entren en plena producción, que el transporte mundial recupere su normalidad. Y ante todo, que Ucrania pueda volver a sembrar y exportar para ver si a finales de 2023 estamos ya en una normalidad completa.

¿Y los trabajadores?

Uno de los mayores y más importante eslabón de la cadena, pero a la vez el primero en disfrutar y sufrir las consecuencias, dependiendo si estamos en fase de bonanza o en depresión, como parece que es lo que toca, por lo menos durante unos meses.

¿Y las familias?

Una gran parte de la población, serán las que peor lo pasen, en mayor o menor medida y en función del acierto en las nuevas medidas que nuestros dirigentes deben de tomar para aliviar a una buena parte de la población española.