En la actualidad y según datos del SEPE, hay 1.800.000 demandantes de empleo que son hombres con más de 55 años y 1.100.000 demandantes que son mujeres.

De la totalidad de parados, 4.250.000, la franja de edad que tiene más dificultades para encontrar empleo se sitúa entre los 55 y 59 años y que son 680.000 las personas que se encuentran en esta situación.

Aunque no en la misma medida, pero si con dificultades, se encuentra el grupo de menores de 25 años que cada mes están entre los que menos contratos de trabajo se realizan junto con los mayores de 45 años.

Estos dos grupos, los menores de 25 y mayores de 45, son los grupos de población más afectados por las nuevas tecnologías que a la vista de los datos un mes tras otro, parece que el mercado laboral les haya expulsado del mercado laboral. El dato positivo es que las mujeres han visto un aumento de 4.500 en la contratación alcanzando las 1.725.000 ocupadas.

Otro dato negativo esta en los sectores de la hostelería y el comercio al por menor donde trabajan 150.000 personas menos que antes de la pandemia y que son una consecuencia directa de la disminución del consumo causado por la subida del IPC.

Tenemos a 960.000 desempleados de más de 45 años, que representan a 1 de cada 3 parados y que duplica la tasa del conjunto de la Unión Europea. Dentro de este grupo están las mujeres que una vez más salen perjudicadas y que representan el 80%.

Aunque el peor dato de todos está en el mes de julio que por primera vez desde hace décadas, destruyo más de 7.000 empleos rompiendo la tendencia de creación de empleo y augurando un mes de agosto con resultados similares.

Esta bajada en las contrataciones afectó a sectores como el turístico con 20.000 empleos menos, el transporte con 2.500 menos, la industria con 2.500 menos, la construcción 3.000 puestos de trabajo menos.

Uno de los peores parados ha sido el sector de la educación con una destrucción de 115.000 empleos destruidos en julio, aunque esta cifra la solíamos encontrar en junio, con el fin del curso pero que en esta ocasión el ajuste se realizó en julio.

En cuanto a la afiliación, si bien tenemos 9.000 cotizantes más, es una cifra muy inferior a la que se creaba habitualmente con cerca de 30.000 cotizantes. Es en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o Vizcaya donde encontramos la mayor destrucción de empleo.

Estamos en un contexto donde tanto puede mejorar como empeorar y todo dependerá de los diferentes factores y acontecimientos en el corto y medio plazo. Dependerá del final de la guerra de Ucrania, del corte o no del gas proveniente de Rusia, de la progresiva bajada o subida del precio del petróleo, de la subida, bajada o moderación del IPC, del precio del dinero y del índice de confianza que en cualquiera de los escenario lo moverá al alza o a la baja, provocando un mayor o menos consumo interno y repercutiendo directamente en la creación o destrucción de empleo