Los Tejos
Las cifras de paro de agosto: anunciarán la que se avecina.

28/08/2022

Lo que empezó siendo un murmuro con la sombra de la recesión, ya casi nadie niega la situación, aunque unos se resisten más que otros a llamar las cosas por su nombre y los partidos con el comienzo del ciclo político en España, ya preparan sus estrategias, unos mirando al interior y otros al exterior del país.

Las cifras del paro que arrojarán un saldo negativo, nos enfrentarán a una situación no vista desde hace 21 años. Aún teniendo muchas cosas a favor como el final de la pandemia y un verano excepcional en términos climatológicos, varios factores ajenos a España han venido a complicar la situación de empresas y asalariados.

La gran cuestión es como reaccionarán nuestros dirigentes para paliar la situación de las familias, con una situación que se degrada semana a semana con unos precios desbocados y una “vuelta al cole” que siempre supone un esfuerzo económico que cada vez se hace menos asumible para los más de 8 millones de españoles que cobran menos de 1.000 euros (según Gestha, Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda)

¿Recuperación o recesión?

A pesar de las millonarias ayudas que la Unión Europea ha puesto en marcha para acelerar la recuperación después de una pandemia sin precedentes, estas ayudas están sirviendo para amortiguar una crisis que, aunque no tiene los mismos patrones que la crisis financiera del 2008, tiene otros síntomas más difíciles de controlar como es una guerra a las puertas de Europa y que tiene consecuencias a nivel mundial, tanto en suministros como en alimentos. Esto provoca que los precios se disparen día tras día con unas consecuencias muy imprevisibles para el cierre de empresas y destrucción de empleo.

Las previsiones son tan volátiles que sufren revisiones todos los meses, tanto en el PIB como en el IPC y una de las cuestiones será la de ver si un descenso del consumo provocará un descenso del IPC, aunque esto conlleve un descenso del PIB y un aumento del número de cierres de empresas y por consiguiente del paro.


Equilibrio entre ingresos y ayudas

Aunque sea “pan para hoy y hambre para mañana”, el estado es el gran beneficiario de las subidas de los precios, que solamente en el primer trimestre de 2022, hacienda ingresó más de 4.700 millones extra, por la subida de la inflación, lo que a cierre de año podía estar en 10.000 millones.

Las ayudas directas aprobadas hasta ahora, sin contar los créditos, porque son créditos, ascienden a 6.000 millones y que de no haber cambios significativos en los próximos meses, el estado tendrá que responder con más ambición, a una crisis que puede ser muy profunda para gran parte de la población, que se puede ver en situaciones “imposibles de llevar” con la falta de empleo y precios imposibles de asumir.  

Medidas necesarias

Al igual que ocurrió con la llegada de la pandemia donde se tomaron medidas sin precedentes, los tiempos presentes necesitarán otras similares con esfuerzos económicos por parte de España y de Europa.

La diferencia entre la crisis de la pandemia y una crisis de recesión, es que de no intervenir a tiempo como se hizo con los ERES, muchas empresas cerraran con la destrucción de empleo que eso supone, y que será más difícil y más lento de revertir, con un coste por desempleo desastroso, para el estado, pero en mayor medida para las familias.
Las medidas tendrán que tener un carácter selectivo para aumentar su eficacia en los trabajadores y familias vulnerables, con un aumento del salario mínimo y sobre todo un reajuste en las tablas tributarias, lo que frenaría la caída del consumo y el aumento de la pobreza.

Al salario mínimo habría que quitarle todas las “leyendas urbanas” que muchos llevan por bandera, amenazando con cierres de empresas cuando los incrementos que están pagando por las materias primas y en mayor medida por los suministros, están demostrando, por lo menos hasta el momento, que nuestras empresas resisten “el envite” gracias al consumo y subida de precios, pero para nada quieren hablar de subida salarial, sin tener en cuenta que los trabajadores consumirán mucho menos de no producirse un alivio en sus economías, en sus impuestos y sus salarios.

¿Cómo se presentará 2023?

Será enero y sus cifras el que marque las pautas de lo que se avecina, la duración, el desempleo, los precios, la situación en Ucrania, en Rusia, en Alemania, en China, en Irán, en EEUU.
Aunque la mayoría de datos provienen del exterior, nuestros dirigentes a nivel interno, tendrán que reaccionar con prontitud y con calado, porque de eso va a depender en gran medida la situación de muchos españoles a lo largo de 2023.

Al igual que entrar en recesión no se entra de un día para otro, a la salida le sucede lo mismo, pero de los dos, la entrada y la salida, dependen de la fortaleza del tejido productivo y de las políticas de estado, que, a lo largo de los últimos 20 años, ni uno ni otro han demostrado ninguna fortaleza.

Uno por políticas de partido y el otro por falta de ambición en el sector industrial, lo que deja a los trabajadores a la suerte del sector turístico y a las inclemencias del tiempo en el sector agrícola.

Sería recomendable que nuestra clase dirigente, al igual que ocurre en el centro y norte de Europa, tomaran medidas a largo plazo, aunque eso no siempre beneficie al partido de turno que se alimenta de votos.

Llevamos tres crisis (financiera, inmobiliaria, pandemia) y con la sombra de una cuarta, no parece que hayamos aprendido nada de las pasadas, como tampoco es previsible que afrontemos la próxima con responsabilidad y sentido de estado, pero todas tienen un denominador común que es EL EMPLEO, motor de toda economía moderna, capaz de generar bienestar o pobreza, en fusión de mayor o menor empleo y desempleo.

Los pronósticos más optimistas sitúan la salida de la crisis en mayo junio de 2023 y los más pesimistas no se aventuran a poner fecha al final, teniendo en cuenta que los ruidos de las bombas están muy cerca de la mayor central nuclear de Europa a 2.000 km de Múnich, a 3.000 km de Paris o a 4.000 km de Madrid.